jueves, 1 de mayo de 2014

ANÁLISIS LA CARA OCULTA

La Cara Oculta es una película estrenada el 16 de septiembre del 2011, adaptada a partir del guion de Hatem Khraiche Ruiz-Zorrilla. Fue una co-producción colombo-española- estadounidense que contó con la actuación principal de los españoles Quim Gutiérrez, Clara Lago, y la colombiana Martina García.

El filme está categorizado como thriller psicológico y cuenta la historia de un director de orquesta español (Adrián) que es contratado para dirigir la Orquesta Sinfónica de Bogotá, por lo que se muda al país con su novia (Belén). Luego de un tiempo, Belén comienza a sospechar sobre una posible infidelidad por parte de su novio, por lo que decide encerrarse en un fuerte oculto que está dentro de la casa que hacía poco tiempo acababan de tomar, para comprobar qué tanto la quería Adrián y qué haría ante su posible separación. Sin embargo, las cosas no salen como planeaba, y tras un descuido queda encerrada, sin la posibilidad de salir de ese cuarto. Días después, Adrián conoce a una nueva chica, Fabiana, con quien comienza una nueva relación de la que Belén es testigo desde esa habitación.

No se puede negar que la película narra hechos que probablemente no ocurrirían en la vida real, pero se sustentan de tal manera que la historia resulta ser totalmente verosímil ante los ojos del espectador, pues la cadena de acciones presente en la cinta está totalmente justificada. Es una historia llevada al extremo de una situación producto de decisiones drásticas a partir de los celos. En parte, nos muestra hasta qué punto sería capaz de llegar alguien (en este caso, una mujer) guiado por sus celos, y lo que pasaría si esto ocurriera, a la vez que nos muestra una duplicidad: el estar y no estar al mismo tiempo. Y en este último punto, creo que está la parte más fuerte y relevante de la película, que podría terminar convirtiéndose en una cuestión existencial que lleva a varios interrogantes: “¿Cuándo se está realmente?” “¿Hasta qué punto pueden convivir en un mismo sitio la presencia física y la no presencia?” “¿Es acaso más fuerte la inexistencia dada por los demás que la misma existencia de la que uno es consciente?”

A nivel social, la película no representa gran cosa, pues no tiene elementos de una realidad que se esté viviendo ni denuncia social, y esto probablemente se deba a que el director no fue un evidente caso de testimonio de una de estas realidades, pues su origen está más bien situado en una clase social favorecida, y posiblemente no sea esa su prioridad.

A nivel técnico, se puede decir que tanto la actuación como la imagen e iluminación, aportan a la credibilidad del filme, y cabe resaltar que hubo un gran ahorro y aprovechamiento de los recursos; por un lado, las locaciones (que no fueron muchas) fueron suficientes y para nada exageradas en utilería. Se hizo uso de lo preciso. Por otro lado, la decisión de que el protagonista fuese un director de orquesta fue muy útil en cuanto a la banda sonora de la película, que a la vez, ayudó a mantener el suspenso. Con esto podríamos incluso llegar a pensar en una breve influencia de Grotowski con su “teatro pobre” en el que argumenta que lo más importante de una obra no es el despilfarro de los recursos de utilería, sino que la esencia está en la actuación.

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